La respiración influye significativamente en el sistema nervioso central (SNC) a través de diversos mecanismos fisiológicos y psicológicos. Se ha demostrado que esta práctica, que incluye técnicas como la respiración lenta y profunda, activa el sistema nervioso parasimpático (SNP), promoviendo la relajación y reduciendo las respuestas al estrés.
Mecanismos de influencia
1. Activación del sistema nervioso autónomo:
Las técnicas de respiración alteran la actividad del sistema nervioso autónomo, mejorando particularmente las funciones parasimpáticas. Este cambio puede provocar un aumento de la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) y de una arritmia sinusal respiratoria, que son indicadores de un sistema de respuesta al estrés más resistente[1][7]. Al controlar conscientemente los patrones de respiración, los individuos pueden reducir la activación del sistema nervioso simpático asociada con la respuesta de "lucha o huida", fomentando así un estado de calma y seguridad[3][6].
2. Modulación de la actividad cerebral:
Las investigaciones indican que la respiración puede cambiar los patrones de actividad cerebral. Por ejemplo, los estudios de EEG muestran un aumento en la actividad de las ondas cerebrales alfa y una disminución de las ondas theta durante los ejercicios de respiración lenta, lo que sugiere una mayor relajación y función cognitiva[1][2]. Los estudios de resonancia magnética funcional han identificado un aumento de la actividad en varias regiones del cerebro, incluida la corteza prefrontal y las estructuras límbicas, que son cruciales para la regulación emocional y el procesamiento cognitivo[1][5].
3. Regulación de la hormona del estrés:
Realizar ejercicios de respiración puede reducir los niveles de hormonas del estrés, como el cortisol y la epinefrina. Esta reducción ayuda a mitigar los síntomas relacionados con la ansiedad, la depresión y las respuestas al trauma al calmar la amígdala, un área del cerebro involucrada en el procesamiento emocional[4][5]. En consecuencia, las personas pueden experimentar una mejor salud emocional, una mejor concentración y una mayor sensación de bienestar[3][5].
Beneficios psicológicos
La respiración no sólo afecta los estados fisiológicos sino que también mejora la resiliencia psicológica. Los practicantes a menudo informan sentimientos de mayor comodidad, relajación y estado de alerta después de las sesiones. Además, la respiración puede contribuir a la curación emocional al permitir que las personas procesen el trauma de manera más efectiva y reduzcan los síntomas negativos de salud mental, como la ansiedad y la depresión[2][3][5].
Conclusión
En resumen, la respiración sirve como una poderosa herramienta para influir en el sistema nervioso central al promover el equilibrio autónomo, modular la actividad cerebral y regular las hormonas del estrés. Estos cambios conducen a una mejor regulación emocional y al bienestar psicológico general, lo que hace que la respiración sea una práctica valiosa para el manejo del estrés y la mejora de la salud mental.
Citas:[1] https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC6137615/
[2] https://www.frontiersin.org/journals/human-neuroscience/articles/10.3389/fnhum.2018.00353/full
[3] https://www.webmd.com/balance/what-is-breathwork
[4] https://www.carolinafnc.com/post/breathing-and-the-brain
[5] https://www.theguesthouseocala.com/how-does-breathwork-regulate-the-central-nervous-system/
[6] https://www.o2x.com/the-power-of-breath-exploring-breathwork-and-its-connection-to-the-central-nervous-system/
[7] https://www.nature.com/articles/s41598-022-27247-y
[8] https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC6070065/
[9] https://www.diva-portal.org/smash/get/diva2:1784515/FULLTEXT01.pdf